"Dios ha creado el hombre de dos naturalezas muy distintas entre sí,
uniéndolas en una sola naturaleza y en una sola persona".
Por consiguiente, el alma v el cuerpo entran en la misma medida y título en
la constitución de la unidad de la naturaleza y de la persona humana, aún
estando tan alejadas una de otra. En cuanto al alma, San Buenaventura, más
que la definición aristotélica que la considera entelequia o forma perfecta
del cuerpo, prefiere la platónica, que la considera motor del cuerpo
. Pero, dado que el alma no sólo es forma natural, sino también
sustancia, y sustancia espiritual, puede separarse del cuerpo: lo cual implica
que es incorruptible e inmortal por naturaleza. Su nacimiento no es debido a
la acción de una forma natural, sino a la creación directa de Dios. Su fin es
alcanzar la beatitud en Dios, y por ello puede ser definida como "forma
beatificable".
En el terreno del conocimiento, San Buenaventura se preocupa de
asegurar al hombre la capacidad de iniciativa, y en el campo práctico, la
libertad. Contra Alejandro de Hales y Juan de la Rochelle, que identificaban
el Entendimiento agente con Dios, afirma la oportunidad de reconocer el
poder activo que Dios ha dado al alma humana. ' Aunque esta solución, dice,
afirme la verdad y este de acuerdo con la fe
católica, sin embargo, no es oportuna (adpropositum); ya que nuestra alma
tiene la posibilidad de otros actos; y Dios, aunque es el principal agente en la
acción de cualquier criatura, ha dado a alguna de ellas una fuerza activa que
la lleva a la acción que le es propia." Aunque habla como Aristóteles de
intelecto posible y entendimiento agente, San Buenaventura sólo los
considera como dos partes del alma, dos aspectos del intelecto humano.
En la esfera práctica, el hombre es libre porque debe hacerse merecedor
de la beatitud, y no hay mérito sin libertad. La libertad pertenece a la
naturaleza de la voluntad y de ningún modo puede serle arrebatada, aunque
se envilezca por la culpa y se haga esclava del pecado. La libertad no es un
instinto natural, sino que supone deliberación y albedrío. Su esencia
consiste en la posibilidad de elegir, elección que siempre es indiferente, pues
supone que en cada caso la voluntad puede elegir una cualquiera de dos
alternativas opuestas. Pero como esta indiferencia presupone una previa
deliberación, a la que se añade la decisión de la voluntad, asi también el libre
albedrío es una facultad, al mismo tiempo, que la razón y la voluntad.
La libre elección del hombre está guiada e iluminada por la sindéresis.
San Buenaventura acepta de Aristóteles la distinción entre intelecto
especulativo e intelecto práctico; pero al igual que el Estagirita, niega que
sean dos intelectos distintos. "El intelecto especulativo se hace práctico
cuando se une a la voluntad y a la acción, determinándolas y guiándolas".
En realidad, los dos intelectos son la
misma facultad: el intelecto práctico es solamente la extensión del
especulativo al campo de la acción. Lo que la
ciencia es para el intelecto especulativo, es la conciencia para el intelecto
práctico. "La ciencia es la perfección de nuestro intelecto en tanto que
especulativo, la conciencia es la disposición (habitus) que perfecciona
nuestro intelecto en cuanto es práctico." Pero como, según hemos visto, la
actividad del intelecto especulativo supone una iluminación directa
procedente de Dios, la misma iluminación es presupuesta por la actividad del
intelecto práctico. "En el momento de la creación del alma, el intelecto
recibe una luz que es para él un criterio natural de juicio (naturale
iudicatorium) que dirige el propio intelecto en el conocer.- del mismo modo,
el afecto tiene en sí mismo un peso (pondus) natural que lo guía en sus
deseos". Este peso natural que dirige el
intelecto práctico hacia el bien, es la disposición que le ha concedido la
acción iluminadora de Dios: La sindéresis. "La sindéresis, dice San
Buenaventura, es la chispa de la conciencia;
la conciencia sólo puede mover, incitar, estimular por medio de la
sindéresis, que es como su estímulo y su fuego animador. Así como la
razón sólo puede mover gracias a la voluntad, la conciencia sólo puede
hacerlo mediante la sindéresis". El remordimiento no es un producto de la
conciencia, sino de la disposición que regula la conciencia, de esa chispa
que es la sindéresis.
En el Itinerario, la sindéresis es llamada "ápice de la mente", y se la
hace corresponder con el último grado de elevación hacia Dios, el que
precede inmediatamente al rapto final.
BIBLIOGRAFIA
ABBAGNANO, Nicolas, Historia de la filosofía, Barcelona, HORAS S.A, 1994.
me puedes decir las tesis filosofica enumeradas?
ResponderEliminarMe puedes decir en si como es la antropología en si osea al grano
ResponderEliminarAhí la estaba explicando. ¿Qué mas directo quieres?
EliminarHola me dices cuáles son los aspectos del alma según San Buenaventura???
Eliminarhombre
EliminarGRACIAS PAZ Y BIEN
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