jueves, 18 de abril de 2013

EL CRISTIANISMO Y LA FILOSOFÍA



Grecia fue verdaderamente la cuna de la filosofía. Por primera vez, en el
mundo occidental, entendió y realizó la filosofía como investigación: como
investigación autónoma, que recibe sólo de sí misma el fundamento y la ley
de su desarrollo. La filosofía griega demostró que la filosofía no puede ser
otra cosa que investigación, y esta no puede ser más que libertad. La libertad
implica que la disciplina, el punto de partida, el fin y el método de la
investigación sean justificados y hallados por la misma investigación, y no
aceptados independientemente de ella.
El predominio del cristianismo en el mundo occidental determinó una
nueva orientación de la filosofía. Toda religión supone un conjunto de
creencias, que no son el fruto de una investigación, pues consisten en la
aceptación de una revelación. La religión es la adhesión a una verdad que el
hombre acepta en virtud de un testimonio superior. Tal es, en efecto, el
cristianismo. A los fariseos que le decían: "Tú das testimonio de ti mismo,
por tanto, tu testimonio no es verdadero", Jesús respondió: "Yo no estoy
solo, sino que somos yo y Aquél que me envió",
fundando así el valor de su enseñanza en el testimonio del Padre. La religión
parece por esto excluir en su mismo principio la investigación y consistir
precisamente en lo contrario, en la aceptación de una verdad testificada
desde lo alto, independiente de cualquier investigación. Con todo, apenas el
hombre se pregunta por el significado de la verdad revelada y quiere saber
por qué camino puede verdaderamente comprenderla y hacerla carne de su
propia carne y sangre de su misma sangre, renace la exigencia de la
investigación. Reconocida la verdad en su valor absoluto, tal como es
revelada por una potencia superior, queda determinada inmediatamente la
exigencia, para cada hombre individual, de acercarse a ella y comprenderla
en su auténtico significado, para vivir verdaderamente con ella y de ella. A
esta exigencia solo puede satisfacerla la investigación filosófica. La
investigación renace, pues, de la misma religiosidad, por la necesidad del
hombre religioso de acercarse lo más posible a la verdad revelada. Renace
con un fin específico, impuesto por la naturaleza de tal verdad y por las
posibilidades que la misma puede ofrecer a su comprensión efectiva por
parte del hombre; pero renace con todos los caracteres que son propios de
su naturaleza y con tanta mayor fuerza cuanto mayor es el valor que se
atribuye a la verdad en que se cree y que se quiere hacer propia.
De la religión cristiana ha nacido así la filosofía cristiana, la cual ha
emprendido la tarea de llevar al hombre a la comprensión de la verdad
revelada por Cristo, de manera que pueda verdaderamente realizar el
significado auténtico de la misma. Los instrumentos indispensables para esta
tarea los halló la filosofía cristiana ya dispuestos por la filosofía griega. Las
doctrinas del último período, preferentemente religioso, de la especulación
helénica se prestaban a expresar de una manera accesible al hombre el
significado de la revelación cristiana; y a tal fin fueron, en efecto, utilizados
de la manera más amplia.

BIBLIOGRAFÍA
ABBAGNANO, Nicolas, Historia de la filosofía, Barcelona, HORAS S.A, 1994.


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